lunes, 11 de mayo de 2020

"Winter is coming": el golpe de Estado del 23-F

El 23 de febrero de 1981 ha pasado a la historia de nuestro país como 23-F.
  
Unos dígitos tan asépticos - como otros: 20N 11S, 11M... - dan cuenta de lo importante que es un acontecimiento en el mundo actual,  pero siempre esconden algo mucho más físico y palpable, algo emocional. En este caso esconden el miedo que atenazó a la mayoría de los españoles cuando parecía que, otra vez, la libertad no venía para quedarse. Una mezcla de incredulidad y de temor les heló la sangre. Todas las esperanzas en un nuevo proceso democrático se congelaron por unas horas, dando paso a un horizonte invernal, de regresión a un pasado que parecía ya enterrado. Si fuera hoy advertiríamos: "Winter is coming".
L. Calvo Sotelo y A. Suárez. 
El Congreso de los Diputados había recuperado su papel de cámara de representantes de la voluntad popular: ya no era un lugar de procuradores o de "demócratas orgánicos". Ese día estaba prevista una sesión especial: la investidura de un nuevo presidente del gobierno, Leopoldo Calvo Sotelo (UCD), el segundo de la incipiente democracia.

La tensión ambiental era alta, los partidos de gobierno y de oposición venían disputándose agriamente el poder desde tiempo atrás; Suárez había tenido que dimitir ante la falta de apoyo incluso de los suyos; en la calle golpeaba el inclemente terrorismo de ETA, de los GRAPO, de los pistoleros de ultraderecha; la crisis económica no terminaba y muchos trabajadores impacientes convocaban huelgas, protestas y manifestaciones.
Los militares estaban vigilantes, al menos, los nostálgicos del régimen franquista que veían cómo los años de orden y paz - tutelada, vigilada, represiva- desaparecían ante sus ojos, algo que no se podía permitir. En ese punto, el 23 de febrero de 1981 pasó a ser el 23-F.

Tejero: "Quieto todo el mundo"
Siguiendo una penosa tradición en la historia española, conspirar para poner o quitar gobiernos - en el siglo XX para quitar libertades-, un numeroso grupo de guardias civiles al mando del teniente coronel Antonio Tejero, asaltó el Congreso y secuestró durante 18 horas al Gobierno y a los diputados en su interior. Eran las 18:23 h. cuando llegó al Parlamento el viento helador. (Enlace: Asalto al Congreso RTVE)

Mientras el capitan general Milans del Bosch sacaba tanques de los cuarteles de Valencia y proclamaba el estado de excepción (Audio, Cadena Ser), toda España dejó de hacer lo que estaba haciendo y empezó a mirar con atención una pantalla que perdió señal casi de inmediato, dejando a todo el país sumido en la incertidumbre. Sobraban espectadores para un golpe de Estado que ya estaba en marcha, pero no oyentes. Como en otros momentos del siglo, la radio canalizó el sonido de la historia: comenzó "la noche de los transistores".  


Las dudas y el temor invadió a todos. ¿Qué pasaba? ¿Quién daba el golpe? ¿Qué apoyos tenía? ¿Había heridos, detenidos, alguna orden contra la población? ¿Volvemos a casa? ¿Podemos huir? Pero la gran pregunta que rondaba a todo el mundo era ¿Dónde está el Rey? ¿Qué papel juega en todo esto? Uno de los golpistas, el general Alfonso Armada, en el Congreso desde las 23:50 h., era alguien muy cercano al monarca, amigos personales, colaboradores habituales. Ello daba que pensar sobre la implicación de Juan Carlos en la sublevación.

No hubo respuesta hasta la madrugada: a las 01:15 horas la señal de televisión se restableció para emitir el mensaje institucional más esperado. (Enlace)

                                      

Al negarse a apoyar un golpe que no contaba con suficiente respaldo de los principales mandos militares, se despejó así el papel del rey en la conspiración. Transmitió las órdenes claras que todos esperaban y sus gestiones personales, con el decisivo consejo de su secretario personal Sabino Fernández Campo fueron definitivas para desarticular el pronunciamiento y devolver los tanques a los cuarteles.   

La heladora pretensión de reinstaurar una monarquía tradicional y autoritaria, como la de su abuelo Alfonso XIII, se desactivó a las 10:30 h. del 24 de febrero, cuando Tejero y Armada negociaron su rendición. Con juicios, sentencias e implicaciones todavía sin desvelar, el 23-F quedó para la historia como el momento en que la democracia no sólo se salvó, sino que se consolidó, quedando atrás para siempre la amenaza de un invierno eterno, un lugar sin libertades.

¡ Anímate y contesta! son puntos y conocimiento para ti

* Visiona - al menos- los tres enlaces con los vídeos y los audios del 23-F
¿Quién es la "autoridad competente, militar por supuesto" a la que se refieren los golpistas? ¿Qué pretenden conseguir, qué formato estatal quieren instaurar?
* ¿Qué es un estado de excepción? ¿Cómo se vivió en la calle el golpe del Congreso?
* Comenta el papel que juegan en este episodio histórico Adolfo Suárez, L.Calvo Sotelo, M. Gutiérrez Mellado, Santiago Carrillo, A. Tejero, J. Milans del Bosch, A. Armada, Sabino Fdez. Campo y Juan Carlos I.  ¿Cuál es su papel en el golpe? Busca qué es de estos personajes en la actualidad.
* Reflexiona: teniendo en cuenta lo que venía pasando en España en los últimos años del franquismo y en esos años de la transición, y considerando el contexto internacional, ¿crees que el golpe tenía posibilidades reales de triunfar? ¿La población hubiese aceptado una monarquía no constitucional? Pregunta en tu entorno qué recuerdos tienen de ese momento. 

miércoles, 29 de abril de 2020

Dejar "todo atado, y bien atado" o el rey ha vuelto.

En 1969, en su tradicional discurso navideño emitido por televisión y reproducido en el NODO, el dictador Francisco Franco habla: "Respecto a la sucesión a la Jefatura del Estado, sobre la que tantas maliciosas especulaciones hicieron quienes dudaron de la continuidad de nuestro Movimiento, todo ha quedado atado, y bien atado, con mi propuesta y la aprobación por las Cortes de la designación como sucesor a título de Rey del Príncipe Don Juan Carlos de Borbón..."
Con ello despeja una incógnita que había quedado en el aire desde la postguerra: quién ocuparía el trono del Reino de España.

En 1947, el Caudillo de España promulgó la Ley de Sucesión en la Jefatura del Estado. Son momentos de incertidumbre para el vencedor de la Guerra Civil y promotor de un estado dictatorial de tintes totalitarios. 
En el interior, las cosas parecen marchar bien: la eliminación de toda oposición es un hecho gracias a la feroz represión impuesta por un estado militarizado, como lo es la práctica desfiguración, sometimiento, de una población casi apática cuyas principales preocupaciones son la necesidad y el hambre cotidianas. 
Pero en el exterior, las cosas no están tan claras: ha terminado la II Guerra Mundial y las potencias ganadoras están en la antesala del nuevo escenario geopolítico que marcará lo que queda de siglo, la Guerra Fría. En este punto, Franco y su antimarxismo aún no es requerido. Todavía está fresca en las embajadas europeas, su cercanía ideológica con el nazifascismo causante de la guerra y será ese vínculo, esa "inspiración", la que utiliza Don Juan de Borbón en el Manifiesto de Lausana (1945) -ver Vídeo- "para requerir solemnemente a Franco que restaure la monarquía frente a una concepción totalitaria fracasada".         

Con la Ley de Sucesión, Franco quiere hacerse con el control de la situación, su gran especialidad. Y da algunas claves de lo que se requerirá para sucederle: será un Rey, varón, español, católico... será quien él diga y será cuando él diga. 


Vídeo. Llega el Príncipe Juan Carlos
En 1948 el pretendiente trata de mejorar sus tensas relaciones con un dictador crecido, convenientemente anticomunista en el nuevo tablero internacional. Instalado en Portugal, baja su tono de requerimiento y accede a los tiempos y modos de Franco: un Rey no tiene prisa para el trono. La monarquía no tiene que ser una alternativa, puede ser una continuación. En encuentros informales en el barco Azor, ambos deciden que su hijo Juan Carlos de Borbón, de 10 años, siga su educación en España, bajo la tutela y vigilancia del dictador: todo bajo control. Unos meses después, en noviembre, el príncipe Borbón baja de un tren procedente de Lisboa, comenzando a andar su destino. Aunque, probablemente, no lo sabe. 
deoSucesión al trono

También decía la Ley de Sucesión que quien le continuara "tenía que haber cumplido la edad de treinta años". Los tenía Juan Carlos cuando, en julio de 1969, un Franco enfermo pero muy poderoso aún, remata una jugada que no parece improvisada. Saltándose el orden dinástico, como se había saltado cuando le convino el orden constitucional o el orden internacional, le nombra sucesor a título de Rey, a él a su hijo adoptivo, su tutelado. Ante los procuradores de las Cortes, el Príncipe acepta el trono en un discurso pleno de agradecimiento al que supo "encauzar el destino de la Patria con tantos sacrificios, tristes, pero necesarios."  

Don Juan no estaba allí para verlo. Despechado, no le cedió sus derechos dinásticos hasta 1977, aunque Juan Carlos no los necesitó para ser Rey de España por obra, gracia y voluntad del Generalísimo, a su muerte, desde el 22 de Noviembre de 1975. El rey había vuelto.


¡ Anímate y contesta! son puntos y conocimiento para ti
* Visiona - al menos- los tres vídeos.
* Lee los textos: Manifiesto de Lausana (1945), Ley de Sucesión (1947) Discurso de aceptación de sucesión de Juan Carlos (1969). 
* Comenta el papel que juegan en este episodio histórico Don Juan de Borbón, su hijo Juan Carlos y Francisco Franco. ¿Cuáles son los intereses de cada uno en cada momento?
* Investiga y reflexiona ¿Cómo justifica Juan Carlos su aceptación ante su padre? ¿Qué pasó entre ellos? ¿Dónde está enterrado el Conde de Barcelona?  Sin Franco, ¿qué opciones tenía la monarquía en ser restaurada en el país? ¿Por qué crees que se optó por ese formato y no por la vuelta al régimen anterior a la guerra? 

viernes, 24 de abril de 2020

Maite Profe: Diego Rodríguez de Silva y Velázquez, el gran pintor del barroco español

Para conocer al mayor creador del barroco español, sencillamente Diego Velázquez, os propongo visionar Velázquez, la cumbre del barroco español  (23,50 m.) que se acerca muy ajustadamente a la obra, circunstancias  y personalidad del genio. Vedlo con calma porque merece la pena al dar con algunas claves importantes. 

Además os aporto un esquema muy sencillo de sus diferentes etapas artísticas que permiten catalogar sus obras a lo largo de su vida. 

Nació en Sevilla en 1599 y falleció en Madrid en 1660La mayor parte de su reducida producción artística, unos 100 cuadros, fueron por encargo del rey Felipe IV. De su carrera artística se diferencian estas etapas:

Etapa sevillana (1599-1623): Se formó en el taller del pintor y tratadista Francisco Pacheco que será su suegro y promotor, junto con el Conde duque de Olivares. La temática será religiosa y costumbrista, con detalles de bodegón, realizada bajo las premisas del tenebrismo. Entre sus obras destacan La adoración de los Magos   - retrato de familia, incluida su hija recién nacida-, Vieja friendo huevos y El Aguador.(1618-19).
CRISTO EN CASA DE MARTA Y MARIA (1620): aparecen dos espacios diferenciados que dan lugar al engaño o trampantojo:
¿un cuadro, una ventana  otra estancia? juego tan característico del barroco y de Velázquez.
Primera etapa madrileña (1623-1629): Con la subida al trono de 1621 de Felipe IV y su llegada a Madrid en 1623 para realizar un retrato a modo de prueba, las vidas de ambos quedarán indisolublemente unidas. Gracias a su talento, Velázquez se instalará en la Corte para siempre y se convertirá en su pintor favorito. Su oficio - sin prestigio social alguno, considerado pura artesanía- le convertirá en el retratista del rey, de su familia, de su valido y de otros personajes de la Corte, como los bufones. Pero serán su cargos como aposentador o diplomático, los que permitan tener una vida holgada y sin preocupaciones. Lo más trascendental de esta época serán sus retratos aúlicos, de semiperfil o tres cuartos, tan austeros como solemnes (Felipe IV y el Infante Don Carlos, 1624-1627). Realiza también una obra poco convencional por su tratamiento como por su temática: Los Borrachos o El triunfo de Baco (1628), donde transita desde lo popular tenebrista tan propio de Caravaggio hasta lo clasicista mitológico tan característico de los Carraci.

LA TUNICA DE JOSÉ (1630):
 escena bíblica donde contrastan figuras oscuras y claras,

 populares y clásicas, con cielos azules abriendo el espacio pictórico. 
Primer etapa italiana (1629-1631): De visita diplomática e impactado por su talento, Pedro Pablo Rubens le alienta a salir de la Corte, donde tanto ha aprendido de las colecciones reales y le recomienda que viaje a Italia, a visitar Venecia, Bolonia, Roma... Con el permiso y encargos varios del rey, allí conocerá de primera mano toda su potencia cultural y cambiará para siempre su visión espacial y cromática en la pintura. Allí creará La fragua de Vulcano que, al igual que con Baco, mezcla una escena mitológica con una costumbrista, encajando la leyenda en un taller contemporáneo lleno de cuerpos como esculturas clásicas. Y La túnica de José.

Segunda etapa madrileña (1631-1649): en su etapa más fértil y brillante, realizará varias series de retratos para decorar las estancias del Alcázar o el Salón de Reinos, con fuerte carga propagandística y muy afinados psicológicamente.
BALTASAR CARLOS CAZANDO (1636): el malogrado heredero
 fue pintado resaltando su condición infantil
 y acompañado de un simpático perro pachón.
  • aúlicos de interior, más hieráticos (Felipe IV e Isabel de Borbón, 1632)
  • ecuestres al exterior (Felipe IVPríncipe Baltasar Carlos y Conde Duque de Olivares, 1635
  • cazando acompañados de perros (Felipe IV, Príncipe Baltasar Carlos e Infante Don Fernando, 1636
Los paisajes de la Sierra, tan celebrados por su logro atmosférico y esos azules tan característicos, los realiza con las vistas desde la ventana de su estudio.

De esta etapa son sus originales retratos de los Bufones de la Corte, donde los eleva y dignifica mientras practica además una pintura mucho más ligera y suelta, menos encorsetada.Todos magnificos, quizás destaca Pablo de Valladolid, donde el espacio se sugiere gracias a las sombras, al modo de Hals. 

Su obra cumbre de este periodo es la excepcional Las Lanzas o Rendición de Breda (1635), con una tipología poco común: la pintura histórica. El rey ideó una serie para el Salón de Reinos con victorias de un Imperio en horas bajas, que debían plasmar los mejores artistas de la época (Zurbarán, Maíno, Pereda, Carducho...) y Velázquez eligió esta de Flandes, cuando un Spínola victorioso recoge las llaves de Breda -momento inventado, pero reverencial, donde el perdedor no queda humillado- Al fondo, en un prodigio de perspectiva atmosférica, todavía humean los restos de la refriega. 

INOCENCIO X (1650) Las fabulosas telas y sobre todo el gesto del Papa,
 descolocó completamente al retratado que dijo al ver el retrato:
 "Troppo vero!" - ¡Demasiado real!
Segundo viaje a Italia (1649-1651): Velázquez vuelve a Italia en misión real para adquirir piezas para las colecciones del Alcázar Real. Encumbrado y reconocido internacionalmente, se establecerá en Roma donde el Papa Inocencio X le solicitará un retrato. También realizará uno soberbio a su liberto Juan Pareja. Tuvo tiempo para practicar la pintura al aire libre en los Paisajes de la villa de los Medici (1651) y para enamorarse, lo que dará pie a la creación de su obra más llamativa, que rompe radicalmente con toda su trayectoria temática: la Venus del espejo (1651), probablemente su mujer italiana con la que tuvo un hijo y a la que tuvo que abandonar por la insistencia del rey para que volviera a Madrid, bajo pena de arresto. Velázquez hizo así el primer desnudo de mujer en el Barroco español, completamente vinculado a una iconografía de deleite, de tradición italiana. 

Última etapa madrileña (1651-1660): en su madurez, retrató a Felipe IV por última vez (1655)  y sobre todo se dedicó a la Infanta Margarita (1654 y 1660), a la inmortalizó con pinceladas sueltísimas, llenas de materia pictórica, y en entornos muy aireados, en varios retratos individuales y en el más famoso retrato colectivo de todos los tiempos: Las meninas (1656), lleno de enigmas, tan propios del Barroco y del pintor. Lo más destacado es el autorretrato del mismo Velázquez pintando, una reivindicación de su faceta de artista y no artesano, ennoblecido con la Orden de Santiago. En estos años también realizará Las hilanderas (1657), que retoma la unión entre lo cotidiano y lo mitológico en torno a la historia de Atenea y Aracne. 


Diego Velázquez morirá en 1660, después de preparar para el rey toda la logística de la trascendental Paz de los Pirineos, entre Francia y España.

Su influencia en la Historia del Arte es monumental, inconmensurable, incalculable. Todos los artistas posteriores del mundo entero, desde Goya a Picasso, generación tras generación, han sido invariablemente hechizados por su genialidad. Todo ello se cuenta en un cómic como éste:
Santiago García y Javier Olivares son autores de "Las Meninas", Premio Nacional de Cómic 2015
Velázquez se ha convertido en uno de los personajes más carismáticos de la serie el Ministerio del Tiempo, donde los guionistas han logrado humanizarlo. En este extracto se observa a un pintor muy pagado de sí mismo, entre varios momentos con otros artistas. Que lo disfrutéis. 

jueves, 23 de abril de 2020

Maite Profe: Pintura del Barroco en España

La pintura barroca española engrandece el llamado Siglo de Oro de la cultura.

Marcada, igual que los otros lenguajes artísticos, por una profunda crisis económica y social, y una religiosidad mística, rayana en la superstición y en la milagrería, los principales autores van a trabajar para conventos e iglesias, evidenciando la influencia tenebrista o caravaggista llegada de Italia en tratados y grabados, elaborando una obra muy al gusto de la temática contrarreformista, que se irá clareando según avance el siglo. Las miserables condiciones de vida, la deformidad o lo grotesco también encontrarán hueco en unos lienzos ambiciosos, marcadamente realistas, que alternan la crítica y la picaresca.

La única excepción la va a suponer Velázquez quien, con orígenes comunes al resto, va a destacar con su genio y ambición en la Corte de Madrid, llevando a cabo obra aúlica, de poder, con unos logros atmosféricos conseguidos tras sus viajes a Italia, bien aconsejado por un Rubens deslumbrado por su talento natural.

Escuelas, autores y obras de la pintura del barroco español.
CRISTO ABRAZANDO A SAN BERNARDO

1. Escuela Valenciana, marcadamente tenebrista, por su cercanía con Italia, en ella destaca Francisco Ribalta, con su trabajado caravaggismo, la sobriedad del gesto de los personajes y la representación de los valores táctiles o matéricos, con gran calidad de fijación de las telas, texturas, pieles, ... y fuerte plasticismo, con cuerpos muy escultóricos. Entre sus conmovedoras obras, destaca Cristo abrazando a San Bernardo (1627) donde un Jesuscristo aparecido entre las sombras, bajado de la Cruz, abraza místicamente al santo.

MAGDALENA PENITENTE 1641
José de Ribera nació en Valencia, aunque trabajó siempre en Roma y Nápoles, por ello se le conoce como Il Spagnoletto. Especializado en pintura religiosa con fuertes claroscuros tenebristas, destacó por su impecable y realista tratamiento de la piel y de las arrugas, utilizando mendigos como modelos para sus santos, dando forma a  la idea contrarreformista de que la santidad estaba al alcance de cualquiera, lo que se aprecia en sus versiones de San Jerónimo o en San Andrés. Muy religioso y de carácter violentísimo, también utilizó a su bella hija para representar Vírgenes y Santas (Magdalena penitente, 1641). Como otros pintores españoles de la época, sufrirá una evolución tonal, abandonando el tenebrismo y dando paso a grandes cielos azules, de influencia veneciana, como se observa en obras como El sueño de Jacob (1640) o la célebre Martirio de San Felipe (1639).  Ribera también plasmó lo grotesco en obras como el Patizambo o la Mujer Barbuda.

SANTA POLONIA Y SANTA CASILDA (1638)
2. Escuela Andaluza, con una religiosidad más popular, en ella destacan varios autores que trabajaron sobre todo para conventos y cofradías. Entre ellos, el extremeño Francisco de Zurbarán que se especializó en la representación de frailes y santas. Con gran fuerza visual y marcado misticismo, la perspectiva y la composición queda en segundo plano tanto en sus obras religiosas como en sus sobrios - y cotizadísimos- bodegones, de corte tenebrista (1630). Su pincelada fina se observa en las series para los cartujos - siempre con su sotana blanca -: Apariciones de Pedro Nolasco (1629) o San Hugo en el refectorio (1655) Fueron muy populares sus series de santos y santas vestidas a la moda del XVII, algo muy característico de la época, para evidenciar nuevamente la santidad de la gente corriente. 

NIÑOS COMIENDO UVAS Y MELON (1650)
Otro interesante autor es Bartolomé E. Murillo quien con su obra representa la cara dulce de la Contrarreforma, con temas populares muy celebrados. Sus clientes fueron las órdenes religiosas para quien pinta temas biblícos muy familiares y amables, cercanos al pueblo (Sagrada Familia del Pajarito,1655) donde la dulzura es protagonista, y bellas y conmovedoras Inmaculadas, muy aniñadas, uno de los dogmas más respaldados por la nueva religión (Inmaculada Concepción, 1655) Del tenebrismo al colorismo, también se especializará en temática picaresca, con cuadros llenos de Niños de la calle que se buscan la vida en un mundo de dificultades.

Cabe mencionar por su originalidad a Juan Valdés Leal, quien se preocupó en reflejar la parte más dura y siniestra de la vida, con una visión funesta de lo religioso. Son famosas sus Alegorías de la muerte, Postrimerías o Vanitas: In ictu oculi o Finis Gloria Mundi (1672) donde con un crudísimo realismo se alude a la idea de que todo en esta vida es fugaz y que la muerte todo lo iguala: la riqueza, el conocimiento, la belleza, ... : en un "abrir y cerrar de ojos" toda "la gloria del mundo acaba".

3. Escuela de Madrid. Es un foco artístico vinculado a la Corte, donde la temática es más bien cortesana, de propaganda del poder del rey: destacan los retratos y los cuadros de grandes batallas. Entre sus renombrados retratistas destacan Juan Carreño de Miranda (Carlos II, 1673) y Claudio Coello (Adoración de la Sagrada Forma, 1685). Toda la producción de la capital, y del país, quedó completamente condicionada por la aparición de la figura central del Siglo de Oro: Diego de Silva y Velázquez.