lunes, 20 de abril de 2020

Maite Profe: Arquitectura del Barroco en España

Peculiaridades de la arquitectura del Barroco en España


La principal razón que explica las características diferenciadas del Barroco en España respecto a otros países europeos es la profundísima crisis económica, demográfica y social que abate al decadente Imperio español. 
La guerra, el hambre y la enfermedad marcarán un siglo que llevará a muchos supervivientes a migrar a América y a ponerse en manos de un Dios inclemente, al que se dedican todas las plegarias. 

La falta de dinero impidió hacer grandes reformas urbanísticas y edificios. Casi todo lo que se planificó fue más aparente que estructural, y se realizó con materiales muy pobres: ladrillo para los muros y paramentos, y piedra de cantería, reservada únicamente para las portadas principales, zócalos y los remates esquineros. 

Será en Madrid, la capital del reino, donde, influenciados por la tradición local escurialense, se levanten plazas con sencillas iglesias y conventos hasta mitad de siglo. Luego los muros se irán recargando. La excepción de todo lo dicho será el italizante Palacio Real o Palacio de Oriente.

A pesar de todas las dificultades, el siglo XVII español se reconoce como el periodo llamativamente más brillante de nuestra cultura: será llamado el Siglo de Oro.

Tres etapas de la arquitectura del Barroco en España

CARCEL DE MADRID
1. Primera mitad del XVII. Con predominio de las formas herrerianas de El Escorial, en ella se refleja los ideales contrarreformistas de fe y austeridad. Las obras se levantan alrededor de la Plaza Mayor de Madrid: centro neurálgico de la ciudad para mercados, fiestas, procesiones y tribunales, en la que confluyen las calles mayores de la capital. Su autor es Juan Gómez de Mora (1620). De planta cuadrangular, las referencias escuarialenses son inconfundibles: horizontalidad, torres cuadradas con bolardos en las esquinas y tejados elevados de pizarra. A falta de dinero, se preocupó de decorar la fachada principal y resolvió el resto con un resultón contraste cromático entre el ladrillo rojo del muro  y la piedra blanca de refuerzo en esquinas y zócalo. A su alrededor el autor levantan obras administrativas como la Cárcel de la Corte de Madrid (1629) - actual Ministerio de Exteriores- o la Casa de la Villa (1644). Alonso Carbonell creará el Palacio del Buen Retiro (1620) del que sólo queda un pabellón. Entre los edificios religiosos destaca la Fachada de la Iglesia del Convento de la Encarnación de Madrid (1612) de Fray Alberto o la Colegiata de San Isidro (1622) de Pedro Sánchez y Francisco Bautista: Colegiata  de San Isidro (1622) con cúpula encamonada (armazón de madera cubierta con yeso al interior y ladrillo más pizarra al exterior).

2. Segunda mitad del XVII. Se extiende el Barroco más decorativo, con fachadas buscando más efectismo y claroscuros. Se prodigan los elementos naturalistas, nichos y estípites (soporte barroco con forma de tronco piramidal invertido que provoca sensación de inestabilidad). El polifacético Alonso Cano levantará con estas premisas la Fachada de la Catedral de Granada (1670) con tres grandes arcos con bóveda de cañón dando profundidad y contraste al muro.

FACHADA CATEDRAL DE SANTIAGO
3- Finales del XVII hasta 1760. Es el momento más excesivo del barroco en el ámbito religioso-popular, con obras sobrecargadas llenas de elementos vegetales, animales, naturales. Triunfa la rocalla (decoración con formas de rocas o conchas marinas u otros motivos de la naturaleza). Lo exuberante en España tiene nombre propio: los miembros de la familia Churriguera quienes elaboraron obras muy recargadas o churriguerescas. Muestra de ello es el Retablo de San Esteban de Salamanca (1693-96) de Benito Churriguera con columnas salomónicas llenas de decoración vegetal con escultura. Algo menos exagerada es la Plaza Mayor de Salamanca (1728-55) de Alberto Churriguera. En Madrid destaca la fantástica Fachada del Hospicio de San Fernando (1722-29) de Pedro de Rivera - en la actualidad, Museo Municipal de Madrid -, con elementos vegetales, relieve muy acusado, frontón roto. Y en Santiago de Compostela, Fernando Casas y Novoa culmina al fin la fachada de la catedral (1722-29).

La excepción de estas obras por su riqueza y proyección, la marca el nuevo Palacio Real de Madrid (1736-1764), levantado por dos prestigiosos artistas italianos llamados por Isabel de Farnesio tras el incendio del Alcázar Real: Juvara y Sachetti, con un estilo clasicista, más sobrio y elegante, donde los jardines tienen tanta transcendencia como el suntuoso edificio. Son autores también del Palacio de la Granja de San Ildefonso (1735) con inspiración en Versalles.

PALACIO DE LA GRANJA DE SAN ILDEFONSO. 1735

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