miércoles, 15 de abril de 2020

Maite Profe: Pintura del Barroco Europeo: Francia

Con la pintura barroca, el arte de la persuasión, de la promoción y de la propaganda alcanzará sus más altos logros. Se distiguirán diferentes focos nacionales, con los países católicos del Sur al servicio de la Contrarreforma, donde primará la temática religiosa; países protestantes del Norte donde primará la visión apacible de una vida burguesa, civil, cotidiana; y las dos grandes potencias del XVII en liza: Francia e Inglaterra, donde primará una visión cortesana, política, y un planteamiento clasicista con el paisaje y la naturaleza como protagonista. En todos los casos, la influencia de lo italiano será lo principal, observándose la difusión de las dos grandes tendencias pictóricas: el tenebrismo y el clasicismo. Los principales artistas europeos visitaron o vivieron en Roma en este siglo.

Francia será el país donde el clasicismo de los Carraci, con sus colores venecianos y su tradición florentina, dé lugar a toda una escuela nacional: el "Clasicismo".  Los dos maestros absolutos fueron artistas que vivieron la mayor parte de su vida en Roma, pintando cientos de obras para su patria.
DANZA PARA LA MÚSICA DEL TIEMPO 1636
  • Nicolas Poussin es la máxima figura del Clasicismo, admirador de Rafael, del mundo grecorromano y de los colores venecianos. Formará un estilo personalísimo basado en las referencias a una Antiguedad cargada de simbolismo y erudición, con edificios, más o menos evocadores, y escenas mitológicas e históricas llenas de claves morales, llamadas "poesías". Entre su extensa producción destacan los paisajes, verdaderos protagonistas de unos lienzos llenos de claridad, sobriedad y equilibrio, muy horizontales. Lo que se observa en la archiconocida Et in Arcadia ego" (1640) o Paisaje con Orfeo y Eurídice (1648).
    PAISAJE CON LA HUIDA DE EGIPTO / 1661
  • Claude Lorrain o Claudio de Lorena fue esencialmente paisajista y consigue unas interpretaciones maravillosamente poéticas de la luz a lo largo del día, de reflejos en el agua o de juegos de luces y sombra entre árboles o fabulosas arquitecturas clásicas de ensueño.  Generalmente son paisajes que justifican una temática religiosa o mitológica, como la bellísima El embarque de Santa Paula (1648), cuyo amanecer en un puerto de mar fascinó a románticos e impresionistas. 
  • La corriente caravaggista tiene en Francia un interesante e inconfundible seguidor, fuera de los circuitos oficiales, con Georges de La Tour, con sugerentes versiones de la Magdalena Penitente. 
    SAN JOSE Y EL NIÑO JESÚS  1642

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