· El BARROCO, término despectivo usado en el XVIII
para designar algo irregular, raro y devaluado, es un movimiento cultural que
se desarrolla en la Europa
y en España durante el siglo XVII y buena parte del XVIII, hasta 1760.
· Durante este tiempo triunfan en un continente
dividido por la fe, dos grandes entidades: el Papado de Roma y las
Monarquías Absolutas, entre ellas las de Francia y España.
- El Papado
de Roma intenta retomar las riendas religiosas tras el triunfo del
protestantismo, con movimiento de reacción
conocido como Contrarreforma, nacido del Concilio de Trento (1545-1563).
El Papado reafirmará el dogma católico, el culto a Virgen y Santos, la
preeminencia de las altas jerarquías, la necesidad de formar al clero en
seminarios y sobre todo, subrayará el poder supremo del Papa, respaldado por
una nueva orden religiosa: la
Compañía de Jesús.
- La Monarquía Absoluta va más allá del autoritarismo del XVI, con reyes que ejercen un dominio
omnipotente sobre su reino, sin que ninguna institución o grupo social limite
sus iniciativas. Su concentración de poderes está legitimado por el origen
divino de su autoridad, por lo que no considera que deba rendir cuentas a los
humanos. Este poder incontestable tendrá en la Francia de Luis XIV su
máxima expresión, aunque también se implantará en España, coincidiendo con el
reinado de los Austrias menores y la llegada de los Borbones al poder, tras la Guerra de Sucesión.
· Durante el Barroco, la cultura y las
manifestaciones artísticas se pondrán al servicio del poder religioso
exaltado y del poder político absoluto, convirtiéndose en un vehículo de
expresión perfecto para persuadir, promover o propagar el renovado rigor
religioso o la autoridad política incontestable. Se trata de consolidar y dar a
conocer su inmenso poder y gloria. Así el arte barroco será más que nunca el arte
de la persuasión, de la promoción o de la propaganda.
· Todo ello en un contexto vital de crisis
demográfica, económica y social, ocasionadas por continuas guerras,
hambrunas y epidemias, y de un extraordinario fervor religioso, rayano
en la superstición. De modo que la mentalidad del XVII estará marcada por el
pesimismo, la angustia, el fanatismo y la preocupación por la muerte, por una visión
catastrofista de la vida entendida como algo efímero y azaroso, aspectos
que también se apreciarán en una estética, la Barroca , dramática,
efectista y aparatosa.
· En las naciones del norte de Europa, donde
había triunfado la Reforma
y donde la burguesía tenía un importante papel político-social, como Holanda,
se aprovechó este arte tan impactante para mostrar la vida y labores cotidianas
de los burgueses, desde una perspectiva no menos propagandística, pero sí más
agradable y vital.
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