jueves, 15 de octubre de 2015

Las Órdenes Militares en la conquista y repoblación cristianas

Las Órdenes militares son instituciones religioso-militares, que se crearon en el marco de la larga conquista cristiana del territorio del Al-Ándalus. Inspiradas por el espíritu de cruzadas contra el infiel que sacudió Europa en torno al año 1000, su mayor referente será la Orden del Temple o Templarios que envió a miles de soldados a luchar a Tierra Santa.

En la península surgieron cuatro órdenes: En el siglo XII, en la Corona de Castilla, aparecerán las Órdenes de Santiago, Alcántara y Calatrava; y en el XIV, en la Corona de Aragón, la Orden de Montesa. Eran organizaciones de monjes guerreros muy jerarquizadas, con un Gran Maestre como máxima autoridad militar y religiosa, elegido por un consejo de 13 frailes para ocupar el puesto de manera vitalicia. También había Comendadores, que administraban las posesiones de la Orden.

Estas Órdenes participaron en la conquista militar de Al-Ándalus. A cambio de estos servicios prestados a la Corona y a la Cristiandad, ganaban privilegios eclesiásticos, cierta inmunidad judicial y, en la fase de repoblación, gran parte de los territorios conquistados a los andalusíes, que poblaron y explotaron económicamente. Su papel es transcendental en el Edad Media y Moderna peninsular.
Cada orden tenía su zona asignada de batalla y un castillo-sede que cambiaba según el resultado de la lucha. Así, la Orden de Santiago, la más popular ya que sus caballeros se podían casar, tenía su sede en el Castillo–monasterio de Uclés (Cuenca). Esta fortaleza junto con las tierras, viñas, molinos, casas y demás terrenos habían sido dados por el rey Alfonso VIII junto con los derechos feudales o señoriales que incluían jugosas tasas y rentas de sus pobladores. Desde Uclés, la Orden conquistó muchos pueblos de las actuales provincias de Ciudad Real, Toledo, Madrid, Jaén, Guadalajara y Murcia. Se podía alcanzar Portugal sin salir de sus posesiones.

De hecho, estas Órdenes acumularon un inmenso patrimonio, en ocasiones superior a los de la Corona. Tales eran las envidias y recelos de la Corona que, en el 1493, los Reyes Católicos solicitaron una Bula Papal a Alejandro VI para convertir a Fernando en el Gran Maestre de las órdenes de Santiago, Alcántara y Calatrava. Felipe II se hizo con la máxima autoridad de Montesa, ganando increíbles cantidades de dinero para sus arcas maltrechas, además de conseguir todos los pueblos y castillos de las dehesas y territorios, derechos sobre los impuestos y demás privilegios. 
Mucho de lo dicho aquí lo escribió Eduardo Izquierdo Díaz, estudiante de Secundaria, Colegio La Paz, Torrelavega (Cantabria)

También hubo MUJERES EN LAS ÓRDENES, sobre todo en la Orden de Santiago, las llamadas freiras santiguistas. 
Y ÓRDENES DE MUJERES. Resaltamos dos: Orden de las Damas del Hacha, creada en 1149 por Ramón Berenguer, Conde de Barcelona, y que luchó en Tortosa contra los musulmanes. Y la Orden de las Damas de la Banda, instituída por Juan I de Castilla en el 1380 para honrar la memoria de las mujeres de Plasencia durante el sitio de esta plaza por los ingleses.

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